17 Abr Tipos de suelo radiante y sus diferencias
El suelo radiante es una de las opciones más elegidas por los clientes a la hora de instalar un sistema de calefacción centralizado. La gran comodidad que aporta y su método de distribución del calor hacen de él una de las opciones más eficientes.
Tabla de contenidos
Tipos de suelo radiante
En el mercado se distinguen dos tipos de suelo radiante. El primero de ellos es eléctrico y el segundo tiene un sistema basado en la utilización de agua.
Eléctrico
Este tipo de suelo se alimenta únicamente de la energía eléctrica y se instala bajo el revestimiento del suelo. Lleva una estructura serpenteante que al calentarse traspasa el calor al suelo.
Por razones obvias de seguridad, esta estructura que emite el calor se encuentra aislada. Lo hace mediante una lámina impermeable de poliestireno extruido.
No obstante, también puede aislarse. La estructura se cubrirá por ambas caras por una malla de fibra de vidrio dentro de un mortero de cemento fino. Este tipo de aislamiento resulta mucho más eficiente en cuanto a la climatización de calor que debe llevar a cabo la estructura aislada.
Por agua
En primer lugar, hay que destacar que este tipo de suelo calefactante es el que proporciona un mayor ahorro energético y un menor tiempo de amortización. Esto se debe a que su eficiencia es bastante mayor.
Este sistema consigue una temperatura ambiente de entre 18ºC y 22ºC gracias a que el agua que calienta el suelo alcanza una temperatura máxima de 46ºC. Dicha agua se calienta con una caldera, suponiendo este sistema un ahorro de un 30% en la factura energética comparado con el sistema explicado anteriormente.
Además, el uso de la caldera puede combinarse con aerotermina, bombas de calor y calderas de condensación. Por tanto, la eficiencia energética será mucho mayor.
Mejorar la eficiencia de la climatización de calor en los suelos radiantes
Para mejorar la eficiencia hay dos factores clave. El primero es la elección de los materiales y el segundo, el diseño óptimo del sistema.
Elección de los materiales
Aunque se podría profundizar muchísimo en este tema, se va a tratar de forma técnica, pero escueta.
En primer lugar, hay que utilizar un panel aislante liso. Ayudan a repartir el calor de forma horizontal. En cuanto al grosor, los mejores son aquellos que tienen 0,25 mm.
La tubería por el que correrá el calor (ya sea por agua o por electricidad) debe ser multicapa, ya que su durabilidad es mayor y no tiene empalmes. Además, cuenta con una capa de aluminio que ayudará a la distribución del calor.
También hay que hacer una banda perimetal de calidad para evitar la creación de puentes térmicos. Esto se debe a que permite la dilatación de la losa de mortero. Y, por ultimo, el mortero debe ser autonivelante y de anhidrita, si se busca el máximo rendimiento.
Según la UNE EN 1264, este mortero puede ser aplicado al mínimo espesor sin dejar de conseguir una conducción máxima del calor.
Diseño del sistema de climatización de calor
Para hacer un diseño lo más eficiente posible hay que tener el cuenta el paso, es decir, la distancia entre las tuberías. Esta distancia debe calcularse teniendo en cuenta el uso de la instancia, los puntos de pérdida de calor, el aislamiento y la orientación de la sala.
Por otro lado, la longitud de los circuitos es muy importante. El intervalo ideal se encontraría entre 50 y 100 metros, siendo perfecta la longitud de 85 metros. Por ultimo, la resistencia térmica también es muy importante. Las resistencias apropiadas son:
– Panel entre habitaciones climatizadas: R= 0,75 m2K/W
– Panel en terreno no climatizado: R= 1,25 m2K/W
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