24 May Energía reactiva y energía activa: diferencias
La mayoría de los empresarios no saben qué es la energía reactiva ni cómo esta perjudica a su factura de la luz y a su red eléctrica. Esta energía puede tener efectos muy negativos sobre las instalaciones y sobre la red, ya que disminuye la eficiencia energética notablemente.
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¿Qué es la energía reactiva?
Esta energía es aquella que generan algunas maquinarias para crear el campo electromagnético y eléctrico que necesitan para funcionar. Esta sería una demanda de energía extra a la que ya sería necesaria; por tanto, se trata de un consumo añadido. Por su parte, la energía activa es aquella que puede convertirse en trabajo mecánico y calor.
Algunas de las maquinarias que necesitan de este tipo de energía son los equipos que tienen bobinas, los fluorescentes, las bombas, los transformadores o el propio motor de ciertas máquinas. Casi todas estas máquinas suelen pertenecer a industrias cuya factura de la luz asciende notablemente debido a la generación de este tipo de energía.
Diferencias entre energía activa y reactiva
La primera diferencia es que mientras que la energía activa se convierte en movimiento o calor, la reactiva no es consumible ni tampoco calienta. Mientras que la energía activa se mide en kWh, la reactiva se mide en kVArh, que indica los kilo voltio-amperios reactivos por hora.
Además, la energía reactiva solo se generará en los aparatos que tienen una bobina alimentada en corriente alterna, mientras que la activa se genera en todos los aparatos y maquinarias.
Por tanto, se puede deducir que este tipo de energía tiene una serie de efectos que pueden perjudicar gravemente a la eficiencia energética de las industrias.
Entre estos efectos, se destaca el hecho de que se perderá potencia útil en las instalaciones, por lo que tendrán un rendimiento peor. También producirá caídas de tensión, lo cual puede aumentar la temperatura de los cables. Otro efecto es el recargo de los transformadores y el sobrecargo de las líneas de transformación y generación.
Por último, cabe destacar que esta energía puede crear alteraciones en la red eléctrica, con las fatales consecuencias que esto puede implicar en las industrias.
Cómo las industrias pueden ahorrar en electricidad
La compensación de la energía reactiva permitirá a las industrias reducir su factura de la luz, pero además les traerá muchos otros beneficios. Entre ellos, se puede destacar el aumento de capacidad de las líneas y transformadores instalados, la mejora de la tensión de la red y la disminución de las pérdidas de energía.
Para conseguir esta compensación y reducir la factura de la electricidad, hay que usar equipos especializados en la neutralización de este tipo de energía. Un ejemplo pueden ser las baterías de condensadores que facilitan la estabilización y calidad del suministro. Además, también optimizan el dimensionamiento y el rendimiento de las instalaciones eléctricas.
Otro método es usar condensadores fijos que son equipos con un nivel de kVArh estático. Por tanto, se utilizarían uno o varios para obtener la cantidad necesaria de esta energía y compensarla. Estos equipos funcionan muy bien en motores que tengan mucha potencia o en transformadores. En caso de que haya una instalación que genere mucha electricidad reactiva, el uso de un condensador fijo podrá dar resultados positivos.
Una inversión que las industrias recuperarán en ahorro eléctrico
Aunque la adaptación de los diferentes equipos y maquinaria de las industrias para compensar la energía pueda suponer una inversión elevada, esta será recuperada y amortizada prontamente gracias al ahorro en electricidad. Apostar por la eficiencia energética de una empresa siempre será una apuesta segura y la eliminación o control de la energía reactiva es primordial a este respecto.
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