¿Qué es la iluminación conectada?

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¿Qué es la iluminación conectada?

La tecnología cada vez está más implementada en nuestro día a día. Las smart cities o ciudades inteligentes cada vez son más una realidad y menos una hipótesis. El mundo avanza y la tecnología lo hace con él y para él ya que gracias a estos avances se está haciendo del mundo un lugar más sostenible y eficiente. Tanto es así que pocos conocen aún la iluminación conectada la cual será el tema principal de este artículo.

¿Qué son las smart cities?

Una smart city es aquella ciudad que integra los avances en las tecnologías de la comunicación y la información de forma que se cree en ella una infraestructura que garantice un desarrollo sostenible y una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos.

Todas estas tecnologías suelen aplicarse al mobiliario urbano de forma que funcionen de forma cada vez más automática y más eficiente. Este es el objetivo que persigue la iluminación conectada.

¿En qué consiste la iluminación conectada?

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La iluminación conectada es como se denomina a todas las acciones que inciden sobre el avance y uso de la iluminación urbana de las ciudades. Esto hace referencia a los avances financieros, ambientales y económicos. Así pues, la iluminación conectada es ese nuevo concepto de alumbrado público en el que se busca cada vez mayor eficiencia y menor impacto ambiental y económico.

En cuanto al cambio que supondrá la implementación de estas fórmulas tecnológicas en las nuevas ciudades se llevan a cabo una gran cantidad de estudios y estimaciones. De hecho, según Navigant Research, el uso de redes inteligentes en en la iluminación pública llegará a ser de 73 millones de farolas repartidas entre las diferentes ciudades del mundo.

El LED, la apuesta más segura de la iluminación

El primer paso para alcanzar la iluminación conectada se empezó a dar con la creación de los LED. Este tipo de luces requieren de un mantenimiento mucho menor, son mucho más duraderos y, en suma, consumen una cantidad de energía bastante inferior a la que consumen las bombillas tradicionales.

No podía obviarse un avance que ofrecía tantas ventajas como este, por lo que cada vez más las empresas privadas y públicas fueron implementando este tipo de bombillas en sus instalaciones.

El control inteligente, dando un paso más allá

El control inteligente sería el primer paso para la integración total de la iluminación propia de una smart city. Un control que permitiera que la farola detectara cuándo hace falta más luz, cuándo menos, cuando pasa alguien y tiene que encenderse y cuándo esa persona ya no necesita que esté encendida. Pero las aplicaciones de este control no acaban ahí. También sería posible instalar en las farolas sensores de control de la calidad del aire, para tener una mayor certeza acerca del grado de contaminación que existe en la ciudad.

Otra aplicación sería la carga de vehículos eléctricos que ya son una realidad y cuya venta está al alza. Además de permitir el aparcamiento inteligente, algo que facilitaría muchísimo el día a día de los habitantes de la ciudad. Todo ello, además del ahorro energético con su correspondiente disminución del impacto ambiental, haría de las ciudades unos sitios más eficientes y cómodos para todos.

No obstante, según el estudio de Navigant Research, la tecnología de control no está siendo explotada como debería. Así pues, concluyen que las ciudades están perdiendo la oportunidad de ahorrar muchísima más energía y costes de mantenimiento, así como la oportunidad de utilizar estas redes inteligentes del alumbrado público para otras aplicaciones de la ciudad inteligente.

Por tanto, se entiende que aunque las bases se han cimentado, aún queda un largo camino que recorrer hasta la consecución de la implementación de la iluminación conectada. 

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